1994 - MARADONA EN LA PAMPA 
Nadie como Diego

Abril, 1994.

Nadie más que él pudo demostrarle tanto amor a la camiseta argentina, nadie como él pudo darle tantas alegrías futbolísticas a una nación… ¡NADIE COMO DIEGO DIO TODO POR LA SELECCIÓN!

Ya había pasado por todo en los mundiales -casi todo-. La impotencia de quedarse afuera del ‘78. La frustración con bronca y expulsión del ’82. La gloria eterna y el mejor en la historia de una copa en el ’86. El orgullo, el honor de eliminar a los campeones que faltaban y el llanto inolvidable del ’90. No necesitaba más. Había eliminado a todos los campeones del mundo, hecho el gol con la mano y después el más lindo de la historia que debió valer por dos.

¿Para que arriesgarse más Diego? Levantaste la copa, hiciste el mejor gol del fútbol, eliminaste a Uruguay, Inglaterra, Alemania, Brasil e Italia… Tuviste un posible final campeón en el ‘93 levantando tu segundo título: la copa intercontinental ante Dinamarca en casa. ¿Para qué meterte en otro desafío tan exigente con la última línea de batería y a los casi 34 años? POR AMOR. LA RESPUESTA ES SIMPLE… SOLO POR AMOR. POR AMOR DIEGO DESAFIÓ TODO LO QUE SE LE CRUZÓ CON TAL DE DEFENDER OTRA VEZ A LA SELECCIÓN EN UN MUNDIAL.

Observé este clip de entrenamiento en La Pampa unas 100 veces en pocos días… no dejo de admirarlo y confirmar que nadie podrá provocar semejante empatía entre fútbol, amor y la selección como lo hizo Diego. Que la vida de la Selección después de Diego siempre va a tener escases. Porque nadie como Diego pudo, puede ni podrá demostrar tanta pasión por la camiseta argentina. Ni llevarla tan alto con esa intensidad ante los mejores y ante todo el mundo. Vuelvo a ver a Diego esquivando postes en el campo, corriendo solo, tirándose al suelo cabeceando la pelota que le tira Fernando, haciendo abdominales y cortando madera con un serrucho. Una locura. El más grande del mundo del fútbol desafiando a los molinos de viento que le dan el toque de magia a este retrato cinematográfico.

“Quiero que vuelva a las fuentes”. Gracias Fernando Signorini por esa magistral idea de “La Pampa”, director de escena en otra imagen colosal de la pasión, del orgullo y de la entrega de Diego por amor a la Selección. Veo tres minutos de Diego haciendo de todo en el medio del campo y… es una sublime demostración de su plenitud cuando se ponía un objetivo. “¡¿A dónde me trajeron?!”, tiró Diego cuando llegó el 10 de abril a La Pampa para ponerse a punto para el Mundial ’94. Desafiando el físico a lo loco. Pero feliz por saber que lo hacía por la selección. Ya habiendo ganado todo y sin importarle meterse otra vez en la hoguera para que le corten las piernas. Solo Diego. Gracias Diego. Siempre Diego.

Por Jonatan Fabbian