SOY CORDOBÉS

MIENTRAS TUCUMÁN, MENDOZA, JUJUY Y SANTE FE DISFRUTAN DEL FÚTBOL DE PRIMERA, CÓRDOBA, LA SEGUNDA CIUDAD DEL PAÍS, SIGUE SIN TENER REPRESENTANTES EN LA MÁXIMA CATEGORÍA. MALAS DIRIGENCIAS, COMPRAS DESACERTADAS Y VENTAS TEÑIDAS DE CORRUPCIÓN SON LAS RAZONES QUE EXPLICAN OTRO AÑO DE AUSENCIA.

Por JONATAN FABBIAN

Investigación publicada en la revista Fox Sports, en junio del 2008.
 
El fútbol cordobés supo tener su auge en los años ’70 y ’80, pero desde los ‘90 navega por un mar de dudas. Mejor dicho, naufraga en diferentes categorías del fútbol argentino. Los descensos fueron los factores comunes en las cuatro instituciones más importantes de la ciudad, que nunca más supieron encontrar una estabilidad deportiva y mucho menos económica. Al descender Belgrano, luego del Clausura 2007, esta temporada será la cuarta desde 1980 sin equipos cordobeses en la A. Las anteriores fueron 1996/97, 1997/98 y la reciente 2007|2008.

Luego de las importantes participaciones en los torneos Nacionales de la década del setenta, fue Talleres el primero que se sumó a los torneos organizados por la Asociación del Fútbol Argentino, en el Metropolitano de 1980. En 1981 se agregó Instituto y en 1982 Racing de Nueva Italia. Pero ambos descendieron tras la temporada 89/90. Talleres perdió la categoría en el Clausura ‘93 y desde entonces, los equipos cordobeses fueron bajando y subiendo, pero nunca lograron la continuidad que exhibieron en la década del ‘80. Un claro ejemplo es el de Belgrano, que ascendió tres veces (1991/1998/2006) y descendió otras tres (1996/2002/2007).
Ahora Belgrano, Talleres e Instituto están en la B Nacional, mientras que Racing –nunca más jugó en primera- milita en el torneo argentino A. Resulta inexplicable como la segunda ciudad más importante del país no cuenta siquiera con un club en el fútbol grande.
¿Por qué? Víctor Brizuela, máximo referente del periodismo deportivo cordobés, no duda al responder: “Es una de las preguntas más sencillas para resolver. No es que Córdoba no tenga un equipo de Primera División, no tiene un gobierno de Primera División. Y dejó de ser la segunda ciudad de la república, porque hay que reconocer que hoy es Rosario. Nuestra ciudad, fue tierra de políticos muy destacados y deportistas que escribieron parte de la historia grande del fútbol argentino. En el primer seleccionado campeón del mundo, hubo seis futbolistas de Córdoba: Héctor Baley, Luís Galván, Miguel Angel Oviedo, Osvaldo Ardiles, Mario Kempes y Daniel Valencia Y de pronto, nos fuimos al descenso. Pero no en fútbol, en todo”.
La explicación de Brizuela no difiere de la visión del dirigente más representativo de La Docta. Intendente del 2003 al 2007 y líder de la oposición, Luís Juez, hincha fanático de Talleres, lo define así: “Los malos procesos del fútbol cordobés hay que incluirlos en el marco de la crisis dirigencial que tiene esta provincia. De tener grandes gobernadores cómo Amadeo Sabattini, pasó a tener nefastos políticos como Eduardo Angeloz y José Manuel De la Sota. Y de tener dirigentes deportivos como Amadeo Nuccetelli que murió en la pobreza, pasó a tener empresarios multimillonarios que se enriquecieron con clubes, que ahora están totalmente fundidos”.
Así como hoy se destacan las malas conducciones, Córdoba tuvo a uno de los mejores dirigentes de la historia del fútbol argentino: Amadeo Nuccetelli. Presidente de Talleres entre 1974 y 1987, en su periodo los cordobeses vivieron sus días más felices en Primera, como en el subcampeonato del Nacional ‘77. Bien podría decirse que así como hubo una época de Alberto J. Armando en Boca, de Antonio Liberti en River y de José Amalfitani en Vélez, también se debe referir a Nuccetelli en Barrio Jardín.
Rogelio Egea fue vicepresidente durante los años de Nuccetelli -terminó como presidente los últimos cinco meses de esa gestión- lo describe así: “Cuando llega a Talleres, Amadeo era un empresario muy exitoso, realmente muy rico. Pero al asumir como presidente, invierte todo su tiempo, parte de su capital en el club y desatendió completamente sus negocios, por lo que el patrimonio de sus empresas comienza a caer notablemente. Así es que termina en una total pobreza. Le dedicó la vida a la institución: entró rico y salió pobre”.
Una gestión que no sólo fue trascendental para el club, sino también para que los del interior tengan su lugar en el torneo más importante de Argentina, ya que fue el ‘Pelado’ Nuccetelli, quien levantó las banderas del fútbol chacarero y a través de la resolución 1.309 logró que Talleres ingrese a los campeonatos de AFA en 1980. Ese año, salió tercero en el Metropolitano y a partir de allí, los clubes del interior gozaron del derecho de participar de ese certamen.
¿UNA DE PIRATAS? NO, DOS
El empresario Gregorio Ledesma y el contador Carlos Dossetti, presidentes de Belgrano y Talleres en los ‘90, son dos nombres que no pueden quedar afuera a la hora de encontrarle causas a las quiebras de sus clubes. La diferencia sustancial que se puede observar entre ellos, es que uno manejó los números de Belgrano y el otro, los de Talleres. Porque en la forma de conducir, ambos tuvieron las mismas características: pésimas administraciones, negocios pocos claros y traspasos teñidos de corrupción que culminaron fundiendo las instituciones. Luego de la quiebra, los clubes quedaron en manos de un órgano fiduciario integrado por tres personas: un abogado, un contador y un “idóneo deportivo”. El famoso fideicomiso pasa a hacerse cargo de la regularización de la quiebra y llama a licitación de la conducción, para que sea gerenciado por una empresa.
Producto de la presidencia de “Chichí” Ledesma, la institución de Barrio Alberdi sufrió la convocatoria de acreedores en el 2001. El pasivo ascendía los 20 millones de pesos y el 18 de septiembre, la jueza de 7ª nominación en lo Civil y Comercial, Beatriz Mansilla de Mosquera, decretó la quiebra inevitable.
Belgrano fue el primero de los equipos cordobeses en quedar en manos del gerenciamiento y pasó a ser manejado por la empresa Córdoba Celeste S.A., con Luis Manzanares como principal accionista hasta el 2003, cuando otro empresario se hizo cargo de la sociedad anónima. Fue Armando Pérez, dueño de TSU Cosméticos, quien pasó a manejar los destinos celestes y continúa en la misma función. Pese a vivir en Buenos Aires, se las ingenia para conducir Belgrano y el club es el que mejor está en Córdoba: las inferiores tienen un buen campo de entrenamiento, hay jugadores con sueldos muy altos, la primera concentra hoteles de nivel y se invierte en refuerzos. Aunque no se consigue acertar en la calidad de los futbolistas ni en la elección del cuerpo técnico.
Luís Fabián Artime es el máximo goleador e ídolo del club y sabe del potencial que tiene: “Belgrano tranquilamente se puede convertir en el Boca o River del interior. Tiene con que: su gente. Lo que pasa es que lamentablemente hubo algunas dirigencias que fundieron el club. La primera convocatoria de acreedores la provocó Ledesma, y al borde de la quiebra lo dejó su última dirigencia. Hoy Belgrano tiene una aceptable administración, pero no se consolida en lo deportivo. Y las dos cosas van de la mano”.
Años más tarde, se fundió Talleres. Fue el 28 de diciembre del 2004, cuando el juez de 1ª Instancia Civil y Comercial Carlos Tale decretó la quiebra por solicitud del propio club, que tenía un pasivo de más de 25 millones de pesos, respaldado en la Ley 25.284 de salvataje de entidades deportivas quebradas o concursadas. Suspendiendo así 167 juicios en contra de la entidad.
Con su particular estilo, Luis Juez sentenció sin pelos en la lengua: “A esta situación se llegó gracias al vaciamiento de las entidades, a la falta de control. Nunca un dirigente terminó con alguna situación procesal penal. Hace más de veinte años que soy abogado especialista en derecho penal y sé que es así. Belgrano tuvo como presidente a Ledesma, un personaje nefasto de la vida política vinculado a De la Sota, que lo fundió completamente y sin embargo jamás se lo investigó. Lo que pasó en Talleres los últimos siete años fue patético, producto de administraciones terroríficas: hubo toda una dirigencia y gerentes que hoy son verdaderos millonarios, mientras el club está totalmente quebrado. Dossetti emitió más de 600 cheques sin fondo y nunca un fiscal lo citó”.
Hubo un grupo de socios y empresarios –conocidos como Los Notables-, que quisieron hacerse cargo cuando se fundió, pero el juez Tale negó esa posibilidad como solución. En una asamblea de Los Notables, en momentos que no se definía cómo iba a terminar la institución, La Voz del Interior publicó que en aquella reunión, Rogelio Egea bautizó a Dossetti como “El rey de los cheques voladores”. Un apodo que describe con el típico humor cordobés la gestión del contador como presidente de Talleres.
El primer empresario que se hizo cargo de “La T”, fue Carlos Granero, representante de jugadores, técnicos y propietario de negocios gastronómicos en Buenos aires. Mantiene estrechas relaciones con el ex presidente Néstor Kirchner y también está vinculado a Racing de Avellaneda. Fue quien produjo el desembarcó de Juan Manuel Llop como técnico de la Academia. Incluso se lo vio acompañando a Fernando De Tomaso al entrenamiento del club en mayo, el día después que se desencadenó la caída de Blanquiceleste. En febrero de este año, Granero le vendió el 70% de sus acciones de Ateliers S.A. al empresario Carlos Ahumada.
Ahumada es socio de la firma Quartz, que manejó los clubes mexicanos León y Santos Laguna, de los que se desprendió entre 2005 y 2006, cuando fue detenido en México por una acusación de fraude contra el gobierno. Se lo señaló por dar a conocer unos vídeos que generaron un escándalo político al mostrar actos de soborno, en los que aparecían funcionarios cercanos a Andrés López Obrador, por entonces alcalde del Distrito Federal, quien perdió las elecciones presidenciales en el 2006. Después de éstos hechos, el empresario fue detenido en Cuba y posteriormente fue a prisión por el delito mencionado. Estuvo preso tres años acusado de defraudar al gobierno del Distrito Federal con obras de construcción pública.
El actual gerenciador de Talleres, comenzó una amistad con el ex jugador Martín Vilallonga, cuando estaba en el León. Al adquirir la totalidad Ateliers, Ahumada puso como titular de la sociedad anónima a Vilallonga, su mano derecha. Tan íntimo es el vínculo que cuando lo capturó la Interpol, el pasado 30 de mayo por un pedido de extradición a México, intentaba fugarse en el baúl de un auto que conducía el ex jugador, en la salida de un edificio en el que vive en el barrio de Recoleta. En aquella oportunidad, pagó una fianza de 500 mil pesos y fue excarcelado. A las 48 horas estuvo en Córdoba para presenciar un partido de “su” Talleres contra la CAI. Se trata de un personaje muy particular y de una personalidad extravagante.
En lo que al club se refiere, Ahumada invirtió dos millones de pesos para remodelar el estadio ni bien asumió al poder, algo por lo que la gente le está muy agradecida. Además, dejó el club al día y llevó jugadores de jerarquía para la categoría, como Federico Lussenhoff, quien pidió una garantía de 150 mil dólares. A las pocas horas el “Colorado” tenía la plata disponible en su cajero.
Otra decisión que conmovió al plantel, es que se comenzó a concentrar en hoteles cinco estrellas en las concentraciones. Pero sobre todo, empezó a pagar 10 mil dólares de prima al término de cada partido ganado. Luís Juez es implacable con Ahumada: “Apareció en Talleres y nadie sabe bien quién es, pero todo el mundo conoce que estuvo preso y me pregunto: ¿Si le pasa lo mismo que le pasó en León? ¿Sí le pasa lo mismo que le pasó en Santos Laguna? ¿Por qué en esos clubes el tipo fracasó y ahora viene a Talleres a poner toda la plata? No estamos acostumbrados a que venga un personaje de éstos que ponga diez mil dólares de prima y las pague en el acto. Estas cosas raras hay que cuestionarlas en serio, no sea cosa de que este tipo termine haciendo un terrible negocio y acabemos peor de lo que estábamos”.
Otro hombre fuerte es Antonio Fauro, quien desde hace 33 años está vinculado a Talleres en distintos cargos. Luego de la gestión de Nuccetelli, llegó a ser el de más poder mientras pasaban los presidentes/gerenciadores.
Hugo Caric es periodista de La Voz del Interior e investiga milimétricamente todos los movimientos institucionales de Talleres: “En los hechos, en los últimos 25 años el presidente del club fue el famoso ‘Pichi’ Fauro; hombre de estrechísimos contactos con Julio Grondona. El fue el que prácticamente le hizo un golpe de estado a Mario Martín -presidente que antecedió a Dosseti-, obligándolo a renunciar argumentando problemas de salud. Después trajo a Dossetti. Es un ideólogo, un tipo que trabaja muy bien entre las sombras y es el que prácticamente manejó todo en Talleres. Acercó a Granero en su momento e incluso él también colaboró para desbancarlo. Y propuso a Carlos Ahumada”.
Entre Fauro, como gerente deportivo, y Humberto Grondona -hijo del presidente de la AFA- como manager deportivo de Talleres, la relación se rompió este año. Luego del partido de ida por la promoción renunció el DT Angel Comizzo. ‘Humbertito’ dirigió al equipo en la revancha, y tras mantener la categoría se despachó en alusión a Fauro: “Con el gerenciador no tengo problemas. Pero no puedo convivir con una persona que habla mal de todo el mundo, anda con agachadas y miente”. El tema concluyó con la renuncia de Fauro, quién se desvinculó el 1 de julio en bueno forma. Si bien ‘Grondonita’ también pretendía el alejamiento de Vilallonga como titular y eso no ocurrió, acordó dirigir “La T” hasta diciembre.
José Omar Reinaldi, o ‘La Pepona’, como todos lo llaman en Córdoba, está identificado con Talleres, en donde fue jugador en la mejor época del club, entrenador en diferentes procesos y hasta coordinador de los juveniles. Aunque como jugador también fue un gran goleador en Belgrano, es una palabra autorizada para analizar el presente: “Como en toda empresa, el principal responsable es el Director General, y si lo trasladamos a un club, es el Presidente, acompañado por las malas decisiones que tomaron las comisiones directivas. Una sola persona no es la culpable de todas las determinaciones. Lamentablemente en Córdoba sucedió eso y si bien muchos critican a quienes los salvaron, los gerenciadores – mal o bien- recuperaron las instituciones. Y eso deben entenderlo los hinchas, porque sin la “ley de salvataje” que levantó a Racing de Avellaneda en su momento, hoy Talleres y Belgrano estarían fundidos, no existirían como club ni podrían jugar al fútbol. Como toda empresa quebrada, para volver a funcionar debe pagar lo que debe, y eso es lo que hacen los gerenciadores. Aunque producen su negocio, no lo hacen por caridad: rescatan a los clubes de la quiebra, ganan plata y manejan la ilusión deportiva”.
LA ACADEMIA Y El INSTITUTO
Racing de Nueva Italia no se salvó de ser manejado por una empresa. Aunque su caso fue distinto, el gerenciador fue su presidente antes de que anunciara el concurso preventivo de acreedores: Jorge Petrone. Su empresa Fútbol Diez S.A., se hizo cargo del club de 2002 a 2006 y luego se retiró. Después se llamó a elecciones y Antonio Ruiz fue elegido como presidente. En el caso de la ‘Academia’, el gerenciamiento fue una opción y no la última solución. Aunque vale la pena informar otra cuestión: Petrone tenía una estrecha relación con Granero y tenía gerenciado las divisiones inferiores de Talleres, por lo que cuando se hizo cargo, trasladó muchos jugadores “albiazules” hacia Racing. Cuando se fue de la institución, con él se retiraron gran parte de los futbolistas. Curioso.
Roberto Gasparini, es un de los máximos ídolo del club junto a la ‘Araña’ Amuchastegui, subcampeones del Nacional 1980. “Petrone lo salvo en su momento, pero se fue y se llevó todo. De todas formas, Racing se está reorganizando. Lo que pasa es que si no se vende un jugador por año hay un déficit. Es un club más humilde, no tiene 25 mil personas que vayan a la cancha. Aunque vaya puntero no van más de seis mil hinchas”.
Si bien es el único que todavía no fue gerenciado, Instituto Atlético Central Cordoba no tiene una situación mucho mejor. El presidente es el abogado Diego Bobatto desde 2000, y el club tiene varios inconvenientes económicos, por lo que también estuvo concursado, aunque la situación ya se regularizó. En este caso, las malas decisiones se enfocan más en la contratación de entrenadores de segunda línea o que actúan a su conveniencia.
Así lo remarca el máximo goleador de ‘La Gloria’, Daniel ‘Miliki’ Jiménez: “No todo es culpa de los dirigentes, ya que si un técnico viene, le traen jugadores que pidió y después no rinden, se termina luchando por no descender. En el 2005 nos quedamos en Primera, pero de la base de ese equipo no quedó casi nadie. En esa ocasión un dirigente me admitió que fue un gran error. Pero la verdad, es que quien también se equivocó fue el técnico, Fernando Quiroz, que tendría que haber dejado la base del plantel en lugar de traer jugadores nuevos y no hubiésemos bajado de categoría. Se fueron la mayoría de los que lograron la permanencia, trajeron casi un equipo nuevo y así nos fue: terminamos descendiendo ocho fechas antes de que finalice el campeonato. Eso habla a las claras de que eligió mal los refuerzos”. El ex delantero resaca que la institución no esta tan mal: “Dentro de todo, Instituto como institución es el mejor, todavía permanece como club social y no es de ninguna empresa”.
TÉCNICOS QUE NO CONVENCEN
El tema de la mala elección de técnicos, es otro factor común por el que ningún equipo se logra consolidar. Dirigen entrenadores debutantes, o con experiencia en equipos que siempre luchan por no descender. “También los técnicos influyen en la mala situación de los equipos: marginan a buenos jugadores de las inferiores, para traer los que tiene su representante sin importarle el nivel. Por ejemplo, ‘Teté’ Quiroz en Instituto borró a muchos chicos que habían debutado en Primera para traer los que manejaba su representante. Luis Garisto hizo lo mismo. De esa manera no hay continuidad ni seriedad”, critica Gasparini.
Sebastián Viberti, ex DT identificado con Belgrano, que también dirigió Talleres e Instituto es contundente: “Lamentablemente a los clubes de Córdoba vienen siempre técnicos de segunda o tercera línea. El proceso de Mario Gómez, como entrenador, debe haber sido uno de los más flojos de los últimos veinte años de Belgrano, aunque llegó a la promoción. Uno de los peores equipos dirigidos del club, que siempre jugó defensivamente. Con una serie de equivocaciones y con una falta de capacidad para ver el fútbol que no puedo entender cómo pudo ser técnico”.
Gómez no es el único señalado. Julián Maidana, último capitán e ídolo de Talleres, apunta a Comizzo: “Creo que el técnico que se fue y nos dejó faltando una fecha no tuvo la suficiente grandeza para bancarnos a mí y al ‘Pelado’ (Alvarez) cuan nos separaron del plantel. Fueron muchas cosas, pero ya está. No hay que hacer leña del árbol caído; todo lo que pudo haber pasado, pasó”.
UN MOMENTO DELICADO
Como lo explica el ‘Luifa’ Artime, los resultados deben ir en proporción a la administración del club. Y en este caso se cumple, hoy en día Belgrano y Racing de Nueva Italia, son instituciones que están un paso por encima respecto a las realidades de Talleres e Instituto. El gerenciamiento de Córdoba Celeste S.A. –si bien tiene puntos débiles-, está entre los mejores del fútbol argentino. Y Racing, luego de un gerenciamiento fugaz, está progresando, reorganizándose desde las divisiones juveniles, volvió a ser una asociación civil sin fines de lucro y su presidente, Ruíz, es un socio del club.
Belgrano fue el único que tuvo posibilidades de jugar el Apertura 2008 en la A hasta que cayó en Avellaneda, y la ‘Academia cordobesa’, que perdió la promoción frente a Talleres, peleó hasta último momento un lugar por ascender a la B Nacional. En cambio, Talleres e Instituto, quedaron en zona de descenso directo al Argentino A para la temporada que comienza, y deberán realizar excelentes campañas para salir de ese lugar.
Para Brizuela, de Cadena 3, “lo del gerenciador es como una beca que se le da a gente sin antecedentes, que fracasa porque no es del palo del fútbol. La mejor opción en este momento es la que predomina en Europa, en donde los clubes tienen dueños y se juegan su capital: ganan ellos o pierden ellos. Los clubes deben tener dueños, no gerenciadores”.
Lo cierto es que mientras en Tucumán –con San Martín- y en Mendoza –con Godoy Cruz-, los hinchas comienzan esta temporada pensando en enfrentarse a Boca y a River, los fanáticos Córdoba no gozan de ningún equipo de la ciudad en el máximo torneo del fútbol argentino.