La derrota en el Basketball Arena ante el Dream Team ya estaba consumada. El pasaje de la Argentina a cuartos, también. El sabor agridulce aún estaba a flor de piel, pero predominaba el dulce en el paladar. Hora y media más tarde, para ser más precisos 1:20 de la madrugada en Londres, tres periodistas argentinos estábamos dialogando en la sala de prensa del estadio… las entrevistas en la zona mixta habían finalizado, y el más requerido allí había sido Julio Lamas, el técnico de la Selección Nacional. El grueso de los comunicadores se había dispersado y la carpa Press room quedaba semi vacia. De repente, vemos asomar la cabeza desde una oficina de la sala a un hombre cuán perdido en un laberinto. En su movimiento permanente, casi hiperquinético y desesperado, se nota un gesto de intranquilidad infrecuente en él y se percibe su necesidad de ayuda urgente. Da un paso para adelante y su rostro se deja ver por completo: “No se puede creer… ¡me tengo que ir a preparar el próximo partido!”, dice Julio
Lamas, tras explicarnos que lo habían dejado olvidado en el complejo, que la organización no le acercaba un auto para trasladarlo, que el puente que separa el Parque Olímpico de la Villa -y que se puede atravesar a pie- estaba cerrado, y que por lo tanto no tenía manera de volver al departamento.
Personal de la organización ya estaba al tanto del inconveniente pero no daba una solución rápida: decían que no había auto disponible y casi que observaban la situación como esperando que la solución venga de manos Kevin Durant -quién se agotó de anotar triples y marcó la diferencia en el match-. ¡Claro! Solicitarle a los ingleses un cambio en la organización por un infortunio en horas de la madrugada era casi como un pecado. ¡¿Cómo atreverse a pedirle que cambien sus reglas?! Por eso, su pasividad buscando que el problema se resuelva en algún momento. No estaban al tanto de que Julio debía descansar y estar en la Villa lo antes posible trabajando para lo que viene en Londres 2012, que justamente es un choque de eliminación directa ante Brasil. Casi que la culpa era del propio Lamas.
Julio Lamas, en un charla técnica junto a algunos jugadores
Allí, a un par de metros suyo, había material estadístico sobre todos los partidos de la jornada, disponible para los periodistas que lo deseen. Lamas se pone a observar la “biblioteca de prensa”. Por supuesto, estaban las hojas correspondientes al encuentro jugado horas antes por Brasil, próximo rival de la Argentina. “Por lo menos vamos ganando tiempo”, suelta inmediatamente Julio en el momento en el que le acerco la hoja de las `Cumulative Statistics BRAZIL´.En el medio del momento tragicómico, se dio una improvisada charla-basquetbolística de café por más de veinte minutos, entre los argentinos presentes y el entrenador argentino, mientras se aguardaba la solución al problema. Los grabadores ya estaban apagados, y ese detalle es el que hizo que el diálogo sea aún más jugoso. Los minutos pasaban, y la preocupación aumentaba: “Me voy a terminar quedando a dormir acá”, soltó un Lamas que no pudo evitar ponerle humor a la delicada situación de tensión.
Lo que quedó más que claro es que no habría un rato para el festejo del equipo, ni un par de horas de descanso, sino que la mente ya estaba puesta en el próximo objetivo. De repente, se escucha un fuerte y claro “the car is waiting for you”, por parte del hombre que se tomó su tiempo para remediar el problema, ahora indicando en un perfecto y rápido inglés que el auto ya lo estaba esperando, después de media hora. “Cuanta letra me diste para escribir Julio. Te agradezco”, le dije entre risas a modo de despedida, cuando él ya caminaba para la salida en busca del BMW de la organización. Las agujas del reloj marcaban casi las dos de la madrugada. El cuerpo técnico de la Argentina no descansaba. La misión ya se había puesto en marcha.@JonyFaoímpico bbian