SABELLA Y SUS DECISIONES

Por Hugo Caric

     Hace tiempo que parecía ir perdiendo vuelo. Alejandro Sabella, de él se trata, primero se prestó manso a la puesta en escena del Gobierno Nacional, que oficializó por cadena nacional la lista de los 30 preseleccionados de Argentina en los días previos al Mundial. Después, ya sin la mediación política y dirigencial, su discurso resultó poco convincente al intentar justificar la proscripción de Carlos Tevez, la exclusión de último momento de Ever Banega y las apariciones de Martín Demichelis y Enzo Pérez entre los elegidos para viajar a Brasil. 
     El aterrizaje forzoso se produjo en Río de Janeiro, más allá de que haya tratado de pilotear con autocrítica (“a veces son errores míos”) la tormenta en la que se metió solo, dejando en evidencia la escasa confianza que le genera la última línea de su equipo. 
     “Somos Argentina, no tenemos que fijarnos qué rival está enfrente”, disparó Lionel Messi en la conferencia de prensa posterior al debut victorioso ante Bosnia-Herzegovina. Sin medias tintas, la Pulga puso en el tapete de la crítica el 5-3-2, un sistema con superpoblación de defensores, que Sabella propuso como antídoto para el respetable pero demasiado temido atacante bosnio Edin Dzeko. Por las dudas, el capitán del seleccionado albiceleste se esmeró en aclarar que las variantes dispuestas en el entretiempo para corregir la estrategia (Gago por Campagnaro e Higuaín por “Maxi” Rodríguez) fueron “una cuestión de Alejandro” y no una imposición de los futbolistas. “Personalmente, prefiero ser protagonista”, subrayó Messi. Ya lo había dicho en la cancha con sus gestos de fastidio y una pose casi indolente que seguramente le hicieron abrir los ojos a “Pachorra”, quien se anotó una caída táctica en su debut mundialista.

@HugoCaric