HACE 34 AÑOS 
Cuando Diego lo hizo: Napoli campeón por primera vez en su historia

Fue el 10 de mayo de 1987, día en el que Napoli ganó el primer Scudetto de su historia. “Lo hicimos nosotros, desde abajo, algo bien de laburante. Me hubiera gustado que todos vieran cómo lo festejamos; lo celebramos más que cualquier otro equipo. Fue un trofeo de toda la ciudad. Y la gente fue aprendiendo que no había que tener miedo, que no ganaba el que tenía más plata, sino que el más luchaba, el que más buscaba”, la mejor descripción en palabras del mejor: Diego Armando Maradona.

Ese 10 de mayo del ’87, Diego se convirtió para siempre en un Dios para los napolitanos. Era más que un título, era la victoria de un pueblo desplazado sobre los más fuertes, sobre “los ricos del norte de Italia”. De la mano del diez nacido en Argentina, pero adoptado como propio para la eternidad en la ciudad del sur de Italia.

El capitán de los sueños. El que hizo realidad algo nunca antes visto. El que convirtió la magia de sus pies, en un amor supremo: Diego y Napoli.

El histórico primer grito de campeón sucedió en el mismísimo Estadio San Paolo -hoy Estadio Diego Armando Maradona-, ante 90 mil fanáticos afortunados de vivir el día más feliz en su historia.

Fue en la penúltima jornada de la temporada 1986-1987, cuando el equipo de Diego empató a uno con la Fiorentina. Así conquistó un logro para muchos impensado, por encima de los poderosos equipos del norte de Italia: Juventus, Inter y Milán. “Cuando fui campeón del mundo juvenil, en Japón, estaba lejos de mi patria y mi familia. En 1986, en México, pasó lo mismo. En cambio, aquí, en Nápoles, me siento como en mi casa. Por fin puedo decir que me siento un hijo de esta ciudad”, retrató Maradona.

“Es lo más grande de mi vida. Yo gané mucho, pero el problema es que no lo gané en mi tierra”, así sentenció Diego aquél 10 de mayo, reconociendo a Nápoles como su tierra. Para Maradona ese primer scudetto para el Napoli en sesenta años, fue una victoria incomparable, distinta a cualquier otra, incluso la del Mundial ’86. Allí comenzó el idilio visceral del napolitano con su héroe.

El equipo era dirigido por Ottavio Bianchi, donde la magia de Diego, brillaba junto a futbolistas como Andrea Carnevale, Bruno Giordano, Ciro Ferrara, Salvatore Bagni, Fernando De Napoli, Alessandro Renica, Giuseppe Bruscolotti, Massimo Filardi, Francesco Romano y el arquero Claudio Garella, entre otros. En esa temporada de 30 partidos, Diego se ausentó solo un partido por lesión y fue el goleador de su equipo con 10 tantos. Convirtió en el debut (1-0 ante Brescia); más tarde de penal ante Sampdoria (2-1) y Atalanta (2-2); el gol la victoria frente a Roma (1-0); uno en la goleada ante Empoli (4-0), descontó ante Fiorentina (1-3); marcó su único doblete ante Udinese (3-0); volvió a festejar ante Sampdoria (1-1); y un decisivo tanto para sellar victoria ante Milán (2-1) en la 27ª fecha.

En esa temporada, Napoli también se coronó con la Copa Italia tras golear al Atalanta por 4-0 en el global (por entonces la final era ida y vuelta). Títulos que abrieron el camino más glorioso de los Azzurri, que serían subcampeones en las dos siguientes ligas y volverían a ser primeros en la temporada 89/90.

Además de los Scudettos de 1987 y 1990, Diego llevó al Napoli a ganar la mencionada Copa Italia, la Supercopa Italiana en 1991 y la Copa UEFA en 1989. Tras su partida en 1991, el equipo no volvió a ganar la Serie A nunca más.

“O mamma, mamma, mamma, o mamma mamma, mamma ¿sai perché mi batte il corazón? Ho visto Maradona, ho visto Maradona, eh, mamma, innamorato estoy”.