Cónclave sin brújula 
La Iglesia busca su nuevo Papa entre incertidumbres y tensiones

Con Jonatan Fabbian y Mundial de Fondo en el lugar de los hechos, este miércoles 7 comenzará en el Vaticano el Cónclave que definirá al próximo Papa, y todo indica que no será un camino sencillo. A pocos días del inicio, no hay un favorito claro y la lista de posibles sucesores de Francisco se ensancha en lugar de acotarse. La incertidumbre domina, y los movimientos entre los cardenales evidencian una Iglesia en búsqueda de equilibrio tras un pontificado reformista y con fuerte impronta social.

El hasta hace poco considerado “superpapable”, el cardenal Pietro Parolin —ex Secretario de Estado y figura fuerte de la curia—, parece haberse desdibujado. Un presunto episodio de presión alta (luego desmentido) y su bajo perfil reciente generan dudas. Se le atribuían entre 30 y 40 votos seguros, pero su candidatura ahora es un interrogante.

El clima entre los 135 cardenales electores —el número más alto en la historia de los cónclaves— refleja la tensión entre continuidad y cambio. Muchos coinciden en que no habrá un “Francisco II”, aunque quien llegue será, probablemente, un progresista más moderado. El desafío es encontrar ese perfil que una a los distintos sectores de la Iglesia. Para ser electo, se necesitan al menos 89 votos, una cifra difícil de alcanzar sin amplios consensos.

En los pasillos vaticanos ya se habla de un cónclave prolongado. A diferencia de los de 2005 y 2013, cuando Benedicto XVI y Jorge Bergoglio fueron elegidos en la cuarta y quinta votación respectivamente, esta vez nadie descarta que el proceso se extienda tres o cuatro días. Esto, para muchos, sería una señal preocupante de fractura interna. La Iglesia necesita mostrar unidad y firmeza, y cada jornada de votaciones sin resultado aumenta la sensación de división.

Entre los nombres que podrían emerger está el del cardenal Matteo Zuppi, arzobispo de Bolonia y presidente de la Conferencia Episcopal Italiana. Figura clave del ala pastoral, cercano al pensamiento de Francisco y creador de puentes con los sectores más relegados, Zuppi podría representar una continuidad “moderada” del pontificado saliente. El número de votos que reciba en la primera jornada será clave para saber si su figura se consolida como favorita o si el cónclave se abrirá a otros candidatos.

La Iglesia entra, entonces, en días de decisión. Sin certezas, pero con la urgencia de hallar un liderazgo capaz de sostener las reformas y renovar la esperanza. La fumata blanca todavía parece lejana. Pero, cuando llegue, marcará el rumbo del catolicismo en un mundo convulsionado. ¿Será un nuevo comienzo o un giro hacia el centro?